Definitivamente no es fácil llegar a una definición concreta y objetiva a cerca de algo y aún menos lo es el tratar de definir algo tan metamórfico, gestante y multidisciplinar como la fotografía. En el siguiente ensayo trataré de llegar a una definición relativamente sólida y estable, tomando como punto de apoyo algunas partes del libro de Susan Sontag “Sobre la fotografía”.
No estamos seguros de muchas cosas acerca de nuestro comportamiento como seres humanos, pero si tuviera que mencionar algo de lo que sí estamos seguros, es que desde el comienzo pareciera como si hubiéramos nacido con un gran vacío o hambre que es imposible de saciar, siempre hemos sentido que en algún momento de nuestra vida alcanzaremos ese elixir saciador de necesidades, pero una vez que llegas a él, te das cuenta de que quieres más y que quizá esta vez sí se trate del último. Lo queremos todo, hasta la última gota, consumir y poseer son de los principales motivos por los cuales hemos ido en contra de nuestra naturaleza o tal vez el ser antinaturales sea nuestra real naturaleza como cuando los primeros hombres empezaron a poseerlo todo a través de la caza “Hay algo depredador en la acción de hacer una foto. Fotografiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca pueden conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente” -Susan Sontag. Quiero empezar desde ese punto pues creo que al fotografiar como dice Sontag “fotografiar es apropiarse de lo fotografiado” posees, y no solo se trata de una posesión material simple, sino que esta vez posees (aparentemente) el instante, el lugar, el recuerdo y por qué no, la esencia de alguien. Desde cierto punto puede vislumbrarse un acto un tanto fetichista al poseer de esta manera, incluso mágico, pues existen una serie de actos ritualísticos conscientes e inconscientes que nos llevan a reafirmarnos como la persona que queremos ser o la persona que creemos ser. El atesorar, acumular y clasificar fotografías trata (al igual que otros actos de consumo) de saciar ese hambre.
Freud proponía que detrás de este acto consumista se buscaba saciar ese hambre a través de la muerte, la única cosa que podía terminar con esa necesidad, como si de un comportamiento necrofílico se tratara. Encuentro una singular relación con lo que decía Sontag “todas las fotografías son un memento mori”.
¿Es la fotografía un reflejo de lo real? ¿Tiene que serlo? Yo diría que es posible sin embargo en muchos casos no lo creo necesario, desde mi personal punto de vista creo que las formas de ver que están sujetas a perspectivas ajenas son las que hacen que nos asombremos de lo que observamos, quizá por eso actualmente nos incomoda vernos en fotografías ajenas, pues es una visión que no encaja con la que nosotros hemos construido para reafirmarnos.“La cámara ha terminado por promover enérgicamente el valor de las apariencias”-Susan Sontag.
Pero al final y de manera personal creo que eso es lo que me maravilla del arte, el poder apreciar sucesos que en la vida real no vemos, y sí, quizá la fotografía pueda ser uno de los tantos modos de consumo, pero en sí, el arte en general también lo es y así como en otras disciplinas artísticas el propósito es apropiarse de la realidad o al menos de un fragmento de ella creo que con la fotografía el apropiarse de realidades es su principal punto de valor ante esta hambre de poseer.
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